Entre el encanto y el desencanto
necesario es estar siendo encantado
como encanta la estrella matutina
así encanta la caída del sol por la tarde
entre el encantado y el encantador;
el tun, tun de cada corazón,
sopla sereno el misterio; el naranja del cielo,
pájaro de cementerios y monasterios gregorianos
como tun tunea fuerte el encanto
al caer de la estrella vespertina.
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