Mientras se da el show de las siete plagas; nos continúan absorbiendo nuestras psiques y nuestras voluntades en nuestras casas, sin percatarse, de que, a estas alturas del proceso evolutivo - finito - ya no se trata de dominar al prójimo, sino de unirnos para no ser conquistados y con ello, pasar, de repente, de ser dioses (los de la foto) a ser criaturas de los algoritmos constituidos todos en una única red de inteligencia artificial. Peor aún, cuando los supuestos conquistadores (que están a la vuelta de la esquina) han sido programadas bajo el látigo del logicismo absoluto.

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