- EL SISTEMA ANDA VOLANDO BAJO, ES EL AMOR QUIEN CARACTERIZA A NUESTRA HUMANIDAD; AQUELLO QUE NOS DIFERENCIA DE LOS SALVAJE; COMO PROCESO DE EVOLUCIÓN QUE VA, DE LO SALVAJE A LO CIVILIZADO -
Lo que realmente estamos afrontando en el mundo es -una pandemia moral de grandes proporciones - misma que comienza siempre por ocultar la verdad, y es aquí, que a quien le quede el guante, que se lo plante - de todas formas; tín, marín, de dos pingues, dice al paso, la justicia o porqué, no decirlo de una vez por todas - el fruto ya se pudrió – posiblemente por desconocimiento o falta de prudencia, como uso inadecuado de la tecnología, siendo así; viene siendo, como, quien ve venir la tormenta y quiere solucionarlo haciéndose amigo de ella.
Comenzando por las autoridades religiosas, de cualquier denominación, pasando por todo tipo de autoridad o, cualquier insolente que se sienta dotada de ella. Siendo entonces que, después y solo después, de haber solucionado lo de esta pandemia podemos tener la autoridad suficiente para hablar de democracia y de someternos a autoridad alguna dócilmente.
Pero, ésta no es precisamente una época cualquiera, estamos hablando, por lo menos; de la llegada de la humanidad a su punto omega, que anticipaba [ Pierre Teilhard de Chardin ] y por lo cual, la “santa” iglesia católica le obligara a no escribir y no publicar sus escritos, sino hasta después de su muerte ocurrida en el año de 1955 y luego, el Papa Juan Pablo ll, pidió perdón en finales de los años noventa, según recuerdo.
Sin embargo, en lo que deberíamos reflexionar, es en lo que Chardín denominaba, la noosfera y que consiste en la formación de una capa humana constituyéndose como una sola unidad natural, constituyéndose en el sistema de libertad humano, lo que coincide de manera muy particular (tomando en consideración su formación jesuita) con lo predicado por Jesús de Nazaret en los evangelios, haciendo referencia a que todos deberíamos formar una única familia humana sobre la faz de la Tierra y sobre todo, aquello de que, vino a abolir la ley; puesto que, para formar el universal “humanidad” como característica intrínseca de todo humano, es necesario y aunque pareciera, nunca ser suficiente, es el amor; para la consolidación del concepto - humanidad - no debería de requerirse de ninguna ley puesto que, de ipso facto, la misma, anularía los efectos del amor sobre la unidad de todos, de manera tal que, la unidad que se pretenda alcanzar, deberá alcanzarse – por madurez – no así por la – lex – aunque tampoco la excluye, sino hasta alcanzado el final del “proceso” de madurez, como proceso evolutivo de una comunidad de familias (como unidad de medida elemental comunitaria) la cual, debe evolucionar hacia algo, con algún propósito y que deberá ser o no (he aquí la moral) con forme a sus orígenes.
Se trata, por lo tanto; de poder ocuparnos nosotros por alcanzar un despertar espiritual, una totalidad de nuestras propias consciencias y de la completitud con todo lo exterior a nosotros, que necesariamente debe producirse de manera generalizada, sin puntos privilegiados, aquel, al que Chardin llamaba – la parusía- y en la cual, debemos poder mostrar de alguna manera, que hemos podido alcanzar la madurez suficiente como humanidad, tal que, hemos aprehendido a vivir en paz y en armonía, respetando las etnias, creencias y demás legados sociales y culturales, como parte de nuestra herencia ético triunfadora que es el amor por el prójimo (puesto que es la causa nuestra diversidad ético moral) cultural y espiritualmente (dotada de espíritu y capacidad de decisión propia y el respeto de las demás) siendo el sapiens secundario o de menor trascendencia en la ascendencia de nuestra escala humana, lograda a través de milenios, la cual, promueva nuestra ética humanista a contrario sensu, de nuestra parte animal que igualmente ha evolucionado hacia lo cosmológico sin ninguna duda, empero cuyo proceso de madurez que exige, haber alcanzado constituirse en una sola superficie humana, que goza de unicidad y universalidad (pluralidad) para mostrar así su la altura moral – que deberá entenderse por madurez - implicando esto, como condición necesaria – la convivencia pacífica – por madurez - en ausencia de la ley – de lo contrario estaríamos omitiendo el universal – humanidad – del inicio y simplemente sustituyéndolo por ley (de manera legal y no, ética ni moral) lo cual, menguaría el mérito, que designa la altura - humana del individuo – que pudiese haber adquirido dentro del universal humanidad constituido por la fuerza del amor.
De manera tal que, si hasta ahora, en el momento en el cual, existe la cantidad suficiente de bienes y servicios para todos, ésta, deberá ser consecuente con la realidad mostrada, de lo contrario y trasladando todo este comportamiento del - humano como humanidad – sería como una pompa de jabón que – puede llegar a ser o no - llegar a ser una única unidad natural, que en nuestro caso consiste en – haber logrado constituirnos como verdadera humanidad, en donde, se ha de universalizar el universal humanidad propio de quien ha determinado como victorioso en la naturaleza como dotada de amor por el prójimo, por selección natural, diferenciándonos de nuestro anterior estado salvaje.
En conclusión, resulta en estos momentos de vital importancia, que - nuestros lideres - o en su defecto, nosotros mismos; comprendamos que el proceso de selección natural - ya finalizó – y de continuar en el mismo, solo ocasiona la putrefacción del fruto o la explosión de la pompa de jabón, por falta de coherencia (La comunidad bajo coercitividad la ley, misma que anula de hecho, a la vida en madurez, la cual requiere necesariamente de la dimensión espiritual)
¿Qué clase de humanidad queremos ser? Preguntémonos entonces ¿Porqué estamos aquí y ahora – construyendo – supuestamente el aquí y ahora.
Debemos pues, unirnos por amor al prójimo - por humanidad cultural - no así continuar bajo la coercitividad de la ley, lo cual, exige con necesidad, a su vez, reemplazar nuestros sistemas de justicia (no fue dado al hombre hacer justicia sobre otro hombre) con necesidad y trasladarnos a sistemas encargados de impartir equidad; por lo menos, otro gallo nos cantaría.
PD. Únicamente quisiera referenciar que aquí me he referido (en cuanto a Cardín) al advenimiento del mesías como el hombre común y corriente, con capacidad de decisión propia (ser consciente de forma general) y dotado de amor, no así cualquier otra cosa.
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