NO DEBERÍAMOS PROFANAR EL NOMBRE DE DIOS EN LA POLÍTICA
En consecuencia, debemos diferenciar my claramente entre lo que puedan ser - las creencias personales - de cada quien, de - la ética y la moral - de las personas y por lo tanto, los que se ponen la etiqueta de "cristianos" sin decir que clase de cristianos y con que autoridad juzgan a todos los demás y sin que se pueda saber si cumplen o no con los preceptos cristianos - no pueden ni deben - dirigirse a las demás personas queriendo monopoliar el buen comportamiento ético moral, como si con sólo decir - yo soy cristiano - fuera un sinónimo de buen comportamiento ético y moral.
Contrario sensu, un buen cristiano no mezcla la política con su religión, por mandato bíblico, ni resulta virtuoso haceerlo, puesto que la condición ética y moral es cuestión de principios y valores que no son propiedad exclusiva de los cristianos ni les concede el monopolio de la ética y la moral.
Yo, por ejemplo creo en la majestad de Cristo Jesus, empero también respeto y creo en las enseñanzas de los Budas. Aquel sobervio que no cree en algo superior a si mismo, no tiene ni siquiera la capacidad de superar su espíritu.
Por otra parte, es incorrécto profanar el nombre de Cristo o de Dios, a saber, el dios de Abraham, de Jacob o de Isaac, por ejemplo, utilizándolo como herramienta política de convencimiento o de manera comercial, que solamente demuestra la falta de valores y la ausencia de respeto por aquello que denominan dios, mientras rezalta la falta de argumentos plíticos, económicos o de cualquier índole apelando a las creencias de las personas.
- APARTE SON LAS CREENCIAS Y MUY APARTE EL COMPORTAMIENTO ÉTICO MORAL Y LOS SISTEMAS DE VALORES Y PRINCIPIOS DE LAS PERSONAS -
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