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EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
viaja sin rumbo, por la puerta ancha;
desaparece lentamente en mil pedazos,
entre pedazos y páginas de pantalla.
Sus yoes desaparecen disueltos en el tiempo,
ignorándose aún, si habitan un mundo, o,
una imagen del infierno en el silicio. Y
desconocen el camino, de sus reinos,
viven y mueren, vendados inconscientes
viviendo la vida sin propósito alguno.
Nuestra generación ... ¡perdió el sentido!
nuestros congéneres adictos al consumo,
pasan sus vidas deletreando sus nombres,
simplemente cambiandolos de vestuario.
Cual coloridas marionetas digitales
¡Ignoran! en donde vivirán sus hijos ...
entre pláticas inconclusas de algoritmos
se les terminó el futuro y su pasado;
desconocen el mundo que heredarán,
y viven muriendo en silencio sus vidas.
El culto - al -venga lo que venga -
- al tener por tener - ... al no ser,
ha convertido sus simples vidas,
en simples perfiles sin voluntad;
entre multitud de perfiles ... simples,
el pan nuestro de cada día - de estado -
¡dan cumplimiento! ... luego se persignan
ante ¡los deseos complicados de sus egos!
entre falsa alegría ... ¡una selfie! Un ritual
enredado en - su propia muerte - en vida,
¡riéndose de ellos mismos! y de sus egos
¡hacen entrega de sus hijos! - al deleite -
- a lo sabroso - ¡al rey! de - lo sabroso -
Sobre su inconsciente ególatra se persignan
del - venga lo que venga - sin arrepentirse,
ven extinguir sus vidas; a su vez ¡viviendo!
lentamente sus muertes, corporativas,
entre la superflua ¡etiqueta social!
¡prisionero! con una sonrisa S. A.
en falsa alegría - el qué dirán - del sho,
... ¡una selfie! - el rey de lo sabroso -
se acuestan y se vuelven a levantar,
¡descargan sus conciencias!
rascan sus hormigueros en fila índia;
Comen y beben de sus alimentos
mientras sus egos habla de un dios.
-
... lo dijo el búho de bajón.
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