ALGO QUE HEMOS PERDIDO ES LA HONORRABILIDAD FAMILIAR COMO MECANISMO NATURAL DE RECOMPENSA EN EL QUE LA SOCIEDAD MISMA Y NO EL ESTADO, PREMIA POR MEDIO DE LA MERITOCRÁCIA 

Quisiera pedir una disculpa porque ayer cometí una omisión que es muy importante en la construcción del tejido social y que se encuentra en un escrito titulado. Devuélvannos Nuestro Tiempo. 

Antes que nada quisiera aclara que en estos dos escritos por lo menos, estamos considerando un análisis del sistema social, en el cual, la parte sistémica es la familia y la parte sistemática es la sociedad en la cual las familias se desarrollan y se deben adaptarse; como proceso de adaptación social natural. 

En ese sentido, me refería a que el papel del hombre era únicamente el de proveedor y no es así, el papel del hombre además del papel de proveedor es el de velar por la dignidad y el honor de la familia, empezando por el mismo, dignificando a su esposa o compañera, respetuoso de la dignidad de ella y no permitir que ésta sea de ninguna forma mancillada; mucho menos teniendo otra mujer, como se acostumbre en nuestros países de tendencia machista. Honor que se gana con el respeto, otorgado por la sociedad misma, no por el estado, en tal sentido, se considera el respeto, a las demás familias como fundamental en la construcción de ese tejido social al que hacíamos referencia.  

Es esta honorabilidad familiar la que se ha perdido y la que el sistema programáticamente ha ido destruyendo por medio principalmente de la publicidad, la prensa y las - Fake news - que se promueven en los medios y las redes sociales,  puesto que al sistema, en términos de - poder - no le interesa que la parte sistémica sea la familia y que la parte sistemática sea la sociedad, sino, todo lo contrario, el sistema, está estructurado, cada vez más, de manera tal que, el poder se constituye en la parte sistémica de la sociedad que a su vez condiciona a las familias de manera sistemática. Es decir, las familias son sistematizadas por el sistema y dejan de ser la manera natural de relacionarse entre ellas, constituyéndose un mecanismo programático y de carácter coercitivo que sistematiza a las familias; lo cual, no requiere madurez, puesto que, el buen comportamiento se ejerce debido a la coercitividad de la ley, mientras que, lograr el buen comportamiento entre las familias para alcanzar una vida en paz, sin ejercer la coercitividad legal, requiere necesariamente un estado de madurez que implica muchas virtudes emergentes y adquiridas en el proceso.

En consecuencia hago un llamado a todos para que comencemos a recuperar esa honorabilidad familiar, que se perdido cada vez más y que constituye el elemento natural por excelencia en la construcción sistémica de la sociedad, para alcanzar la convivencia pacífica y retiremos la función sistemática del estado y la traslademos nuevamente a la familia y no de manera viceversa tal y como está ocurriendo en estos momentos de la historia y que lo que ha provocado no es más que una pérdida generalizada de valores y la respectiva degradación del ser humano, retrocediéndolo a su estado de "criatura" mientras que el proceso de ascenso evolutivo debería dirigirse desde su estado primigenio salvaje hacia el estado de civilizatorio en la construcción de una sola humanidad.  

Esta condición de pérdida de la honorabilidad, ganada a través del respeto mutuo y la dignidad de los demás, es la que nos a traído a la descomposición social que estamos viviendo, en donde, ya no nos encontramos en un sistema que premia por la meritocracia, sino, premia de acuerdo a resultados obtenidos mediante la doctrina de - el fin justifica los medios - obviando de ésta manera el proceso de dignificación de la sociedad como método natural por excelencia que se constituye en el auténtico y verdadero mecanismo de recompensa social. 

Recordemos que al sistema de poder no le interesa que sean las familias se fortalezcan, por eso mismo es el ataque a la familia, porque al poder le interesan individuos débiles sin respaldo familiar - hijos de nadie - personas de la calle- mientras ellos si construyen sus propias dinastías por los siglos de los siglos, de manera que, la familia y sobre todo, la visión de la madre - a largo plazo - es la que se ha visto mayormente atacada (como se menciona en el escrito anterior en referencia) 

En consecuencia el sistema de poder se ha encargado de promover una visión cortoplacista de satisfacción inmediata, contrario sensu, a una visión de familia orientada a conformar dinastías, como lo hacen ellos; lo que redunda finalmente en una pérdida de la estima de los individuos.

Es decir, a los poderosos (supranacionales) les interesa que, el estado - controlado por ellos - se constituya como parte sistémica del sistema .y las familias en la parte programática, es decir, el estado como el programa y la familia como lo programado conforme a un programa establecido.

Este es el secreto del poder, sin embargo, ya no es posible, porque el problema de la aceleración del tiempo ( Alvin Toffler) que ya hemos discutido, están provocando de manera inminente - no puede no ocurrir - que dentro de muy poco tiempo las legislaciones dejarán de ser suficientes y por lo tanto, caeremos inevitablemente en un vacío legal generalizado, en el cual, las civilizaciones para constituirse como civilizaciones duraderas en el tiempo, deben haber adquirido un estado de madurez demostrable o estado de consciencia social, no así por ley, sino por adquisición de la propiedad - humanidad - durante el proceso de adaptación, a saber, hermandad, familiaridad, honorabilidad, etcétera; las cuales son generadores de virtudes, a saber, bondad, misericordia, igualdad, etcétera.

En consecuencia, debe producirse de manera necesaria un estado de conciencia - un despertar de la consciencia - para que se unifique toda la humanidad, de lo contrario, la misma, corre el peligro de desaparecer como civilización.

Un estado civilizado originado por la madurez de todos y no por la coercitividad de la ley; en donde la mujer cumple la función natural de mantener unida a la familia con una visión a largo plazo "La mujer sabia edifica su casa, pero, la necia la derriba (Proverbios 14) De ahí, que podemos citar igualmente "honra a padre y madre" no como parte de una teología, sino como una regla de sabiduría ancestral primigenia.

ES ENTONCES QUE, DE AQUÍ PARETE TODA LA INJUSTICIA Y LA MEDIOCRIDAD CADA VEZ MAYOR QUE ESTAMOS OBSERVANDO EN NUESTRAS SOCIEDADES 



 











   

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