A veces la tristeza 
baja del cielo
¡nos llegan hasta las pupilas! 
espejos rotos, 
lágrimas escondidas
¡negro de negro obsidiana! 
el tiempo...
Nniñas de los reflejos; 
niñas de las ventanas
que no entienden de tristezas 
gotas a momentos en la nada, 
aquellas que después de llorar  
toman de nosotros ¡rompen! 
y luego cristalizan. 

 

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