Erase una guitarra de caja, por la calle ¡esa! 
misma, que al verme ¡siempre! se ponía a llorar, 
el sonido no tenía nombre, aquel día... 
sus lágrimas se secaban, cayendo verso por verso;
llorábamos juntos ¡sin siquiera derramarlas! 
lágrima de partitura al vuelo  ¡ tono bajo¡
clave de sol sobre el pensamiento. Aquel día... 
¡todo aquello que no lloraba!... también lloró
al paso lento de mi caminar, recuerdo por recuerdo,
sin emitir nota alguna resonaba el viento, aquel día... 
reprimido desde el fondo con migo... de caja 
¡lágrimas que arrancan lágrimas! en la calle,
miradas en poemas salidas de ojo de guitarra, 
¡sin siquiera derramarlas!... sin sonido alguno 
mi tiempo, dentro de tu tiempo, sin nombre.

Aquel día, erase por la calle 
verso a verso, con migo ¡esa! 
de caja, una guitarra; una vez,
de partitura, recuerdo por recuerdo
¡sin siquiera derramarlas!     
¡al verme! sin sonido alguno
al paso lento de mi caminar, 
dentro de tu tiempo ¡ tono bajo¡ 
el ronco de baja frecuencia
de caja... 
¡siempre! se ponía a llorar. 
Aquel día...  en poemas
¡lágrimas que arrancan lágrimas!

Erase una guitarra de caja, por la calle ¡esa!
que, al verme ¡siempre! se ponía a llorar.  

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