Ocurriendo en la Eternidad

Aproxímate al espíritu de tu hembra hermano, a pinceladas gruesas, desnuda su contorno desploma todos sus temores, que caiga la ingravidez de la magia muerde la pulpa de sus labios carmesí flamea su silueta con fuego ardiente desata tu yo salvaje y aspira todas sus fragancias dibuja en su piel momento por momento destruye el imperio de la ley !toma tu otra mitad¡ penetra el color de sus ojos, bebe de sus luces atrapa su infinito y traga de su elixir concede todos sus deseos !que Afrodita por toda Fenicia muera de celos¡ Refleja tu luna plateada en su espejo que brillen cómo hipies el rubí y el diamante monta y recorre con pasión toda su figura rodea su cuerpo con todos los colores y atrapa sus formas llora con ella en la antesala de la locura que el frenesí del tacto abra las puertas de sus bellas piernas escucha el espíritu del tambor, palpa su ceda con tus dedos en el secreto de la niebla, admira la belleza de su plástica ¡que se presente el naranja del fuego...

Por las venas de éste monstruo corre papel moneda mientras el tejido humano necrosa en las calles  la madre tierra muere de enfisema manifiesta en el capitolio se decreta muerte lenta millones de empalados por los bancos del sistema  la noche está obscura, sangran las estrellas… Cada consorcio cuenta con su propia bacteria la virgen de la cocaína se baña en el gran capital los sacerdotes del consumo festejan la guerra es la nueva política del águila imperial   la gran prostituta se retuerce en los medios  las mentes diminutas rinden culto al imperio y Hollywood hace gala de su doble moral  Ya nadie empuña la mano  el cielo perdió su turquesa  ya la prensa no blasfema    el Leviatán ha secuestrado sus conciencias no se escuchan más las estrofas de la Marsellesa   la noche está obscura sangran las estrellas…  

- Si te acabas la vida, que tu espectáculo haya sido del bueno. ¡ Te estaré esperando allá en tu reino ! … darán las dos ¡ Detonará! ¡ No importará! - Descalzos, juntos, bajo la luna sacra, vistiendo de plata y cantando a todo pulmón, con el embrujo de la noche. - bailando al compás del efecto de las olas. - Nos encaminamos todos inexorablemente, poco a poquito, sin nunca detenernos, hacia el nirvana.