La última mirada, el último mundo, la última botella,
el invierno de talla treinta...

 La nomenclatura de la civilización desaparece a secas
el vacío blanco de la inmensa nada absorbe su secuencia
con voz ronca el gélido viento me llama su amigo 
mi naturaleza animal tararea los arpegios de la inmensidad y folla con ella
mi yo se aleja de su alma dejando un patrón infinito 
con un beso, lo de dentro recibe lo de fuera y viceversa 
el seco eco que se queja a lo lejos en su martirio  
y el frío que choca violento sobre las brasas junto a la botella de vino  

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